LOS NOMBRES POR SU COSA
Serán lágrimas inversas
que se guardan en cajas
las que rompen silencios
en las noches ruidosas de las almas.
O será el deseo inmoral
que por alimentar el placer
nos llevará como zombis a la calle
para follarnos a las putas de la noche.
Para cuándo el perdón
del mejor deseo lascivo
de querer comerme sin pan y con vino
a la mujer del jefe,amigo o vecino.
Somos vigilados por el ojo
y queremos ser perfectos
de cara al escaparate de lo nuestro.
Pero entre cortinas
deseamos perdonarnos por el gusto
de clavarle a la carne ese cuchillo,
de dejarnos la cara amoratada
por los besos de lo prohibido,
y bebernos la última gota de sangre
que encontremos en recuerdos ya vividos.
O por llorar la pérdida de lo que nunca tuvimos.
O por fumarnos en un cigarrillo liado
cualquier sustancia encontrada en un bolsillo
que nos haga olvidar que estamos vivos
y que en cualquier momento
sonará una voz como en un cuento
que nos susurre al oído:
"estás nominado, amigo".
Por qué buscar trabajo a la pereza
si nace de nuestro instinto más salvaje.
Por qué mirar de reojo y con envidia
a la inocencia cuando cumple los cuarenta.
Para qué rellenar de cremas y ungüentos
las arrugas de las tetas
si ya dieron de mamar en su momento.
Qué más da la 40 que la 30
si la cuestión es meterse en un vaquero
y que el culo provoque lo que yo quiero.
Para cuándo saludarnos por la vida
con las manos en los bolsillos
con un simple "qué hay de nuevo,amigo"
sin arrastrar a la maldita hipocresía.
que se guardan en cajas
las que rompen silencios
en las noches ruidosas de las almas.
O será el deseo inmoral
que por alimentar el placer
nos llevará como zombis a la calle
para follarnos a las putas de la noche.
Para cuándo el perdón
del mejor deseo lascivo
de querer comerme sin pan y con vino
a la mujer del jefe,amigo o vecino.
Somos vigilados por el ojo
y queremos ser perfectos
de cara al escaparate de lo nuestro.
Pero entre cortinas
deseamos perdonarnos por el gusto
de clavarle a la carne ese cuchillo,
de dejarnos la cara amoratada
por los besos de lo prohibido,
y bebernos la última gota de sangre
que encontremos en recuerdos ya vividos.
O por llorar la pérdida de lo que nunca tuvimos.
O por fumarnos en un cigarrillo liado
cualquier sustancia encontrada en un bolsillo
que nos haga olvidar que estamos vivos
y que en cualquier momento
sonará una voz como en un cuento
que nos susurre al oído:
"estás nominado, amigo".
Por qué buscar trabajo a la pereza
si nace de nuestro instinto más salvaje.
Por qué mirar de reojo y con envidia
a la inocencia cuando cumple los cuarenta.
Para qué rellenar de cremas y ungüentos
las arrugas de las tetas
si ya dieron de mamar en su momento.
Qué más da la 40 que la 30
si la cuestión es meterse en un vaquero
y que el culo provoque lo que yo quiero.
Para cuándo saludarnos por la vida
con las manos en los bolsillos
con un simple "qué hay de nuevo,amigo"
sin arrastrar a la maldita hipocresía.
1 comentarios:
Ya se te echaba de menos.
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